domingo, 20 de septiembre de 2015

El exilio desde adentro - Mariela Peña

Damos la bienvenida a Mariela Peña, venezolana residente en Caracas quien nos da su visión acerca del fenómeno migratorio venezolano.


«Ojalá pudiera asegurarles que en un tiempo podrán volver a su país. Que entiendo su partida, que no los juzgo y que, aunque han hecho falta en la lucha, siempre serán bien recibidos en su tierra. Quisiera decirles que eso será pronto, pero no tengo certeza. Venezuela nos ha sorprendido a todos y nos necesita. Trabajen por ella, aunque sea desde lejos. Ella lo agradecerá en cuanto tenga la oportunidad».


Nombre: Mariela Peña.
Edad: 40.
Profesión: Ingeniero Industrial - Locutora.
Nivel de estudios: Universitario.
Lugar de nacimiento: Caracas.
País de residencia: Venezuela.

¿Qué opinas acerca del fenómeno migratorio en Venezuela?  
Tal y como están las cosas en el país, un proceso natural de supervivencia.

¿Consideras que es beneficioso o perjudicial para el país?
Es perjudicial para el país, porque se queda sin ciudadanos trabajadores y sobre todo, llenos de civilidad.

Durante los últimos 16 años, ¿has tenido que despedir a familiares y/o amigos que se han marchado de Venezuela?
Sí, y en el último año, esto se ha agudizado.

¿Mantienes el contacto con ellos? ¿Qué opinas acerca de su decisión de emigrar?
Mantengo contacto con los más cercanos. Su decisión, tal y como dije antes, la considero parte del proceso natural de supervivencia. 

¿Cómo está siendo la experiencia de vivir en Venezuela cuando una parte importante de la juventud desea irse del país? 
Es triste, pero no los juzgo. Buscan estar mejor para ellos y los suyos. 

¿Te plantearías irte de Venezuela? 
Lo he hecho, pero mi situación personal no me permite materializar esta idea.

¿Crees que la idea de emigrar y elaborar un plan migratorio resulta fácil encontrándote en Venezuela?  
Tengo amigos que se han ido que aseguran que sí. Pienso que es una decisión, que una vez tomada, se debe trabajar en función de ella para hacerlo bien y sin traumas. Todo radica en la planificación y buenas asesorías.

¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por el país? 
Absolutamente. Frustración es la palabra que define a todos los venezolanos profesionales que vivimos en Venezuela. En cuanto a hacer algo por el país, todos los días siento que pongo mi grano de arena al educar con valores a mis hijos, al asistir responsablemente a mi trabajo y cumplir con mis obligaciones, al colaborar en lo que pueda con mis vecinos o Junta de Condominio. 
Si la pregunta está orientada a la política, la verdad, no me gusta, por eso no incurro en ella. A este país le hacen falta ciudadanos responsables que ejerzan de corazón el oficio que desempeñan; hay espacio para todos y creo en las competencias y habilidades de cada quien. “Zapatero a su zapato” es un dicho que necesitamos aplicar.

¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años? 
No... Toda la familia de mi ex esposo es cubana. Aterrados, ellos vieron venir todo este desastre. En 1998, fueron profetas desde su experiencia. Yo les aseguraba que lo de Cuba no pasaría aquí y ellos me miraban con ojos de “ella no sabe”. Siempre hablábamos del tema y yo trataba de inyectarles esperanza, pero no fue suficiente. Se fueron. Emigraron de nuevo en 2007. Otra vez a empezar de cero. Ellos sabían lo que venía… yo no, y no lo quise ver. Siempre creí en el venezolano. Proyecté en otros mi autoconfianza y mi fe. Pero me equivoqué, y duele, duele mucho ver que no fue suficiente creer.

Por último, un mensaje dirigido a los venezolanos que han emigrado:
Ojalá pudiera asegurarles que en un tiempo podrán volver a su país. Que entiendo su partida, que no los juzgo y que, aunque han hecho falta en la lucha, siempre serán bien recibidos en su tierra. Quisiera decirles que eso será pronto, pero no tengo certeza. Venezuela nos ha sorprendido a todos y nos necesita. Trabajen por ella, aunque sea desde lejos. Ella lo agradecerá en cuanto tenga la oportunidad.-

domingo, 13 de septiembre de 2015

[Testimonios] Venezolanos en el exterior - Maheka Carella

En esta oportunidad, damos la bienvenida a Maheka Carella, venezolana radicada en Galicia, España, quien nos narra su emotiva experiencia como emigrante. 



«Hay quien cree que quienes nos fuimos pasamos página y por eso nos duelen menos determinadas realidades pero se equivoca. Generamos un doble sentimiento que es, además, tremendo. Sufres por quienes quieres y están allí pasándolo mal por la incapacidad de cuatro avaros y de paso generas una especie de culpabilidad (absurda) porque tu vida es diferente».

Imagen de Betanzos


Nombre:  Maheka Carella (¡Mahe para los amigos!).
Edad: 39 años.
Profesión: Relacionista Industrial.
Nivel de estudios: Universitario.
Lugar de nacimiento: Caracas – Distrito Capital (pero viví la mitad de mi vida en Puerto La Cruz).
País de residencia: España.

¿Cómo nace la idea de emigrar? 
Nace como una necesidad de acabar con la inconformidad que me producía un entorno cada vez más irracional. Nace en el mismo momento en el que razonas que la vida, allí (en Venezuela), puede valer muy poco. Tan poco como unos lentes de sol. Como se lo plantea cualquier otro matrimonio joven, nace de una perspectiva de futuro, de familia y de bienestar que consideras merecida y sin embargo ves negada.

¿Trabajabas en el momento de tomar la decisión de marcharte?
Sí, y trabajé hasta poco antes de mi viaje a España. Muchos me dijeron que me arrepentiría pero no me costó demasiado dejarlo. Trabajar para la industria petrolera, vivir la convulsión que supuso el paro petrolero y ver posteriormente la "Nacionalización" de la industria me demostró que yo no encajaría en esa "nueva" estructura. 

¿Te costaba encontrar trabajo en tu área? ¿Eran buenas las condiciones económicas?
Nunca tuve problemas para emplearme. Todo lo contrario, tuve la oportunidad, como tantos otros paisanos, de compaginar estudios y trabajo lo que me permitió entrar al mercado laboral bastante pronto y hacer carrera dentro de mi área. Las condiciones económicas, en mi caso, siempre fueron las ideales. 

¿Cómo está siendo la experiencia de vivir y trabajar fuera de Venezuela?
Es un cambio de paradigmas pero sin dudar, ocho años después, valoro la experiencia como altamente positiva y respeto muchísimo las razones que exponen tanto quienes se quedan, como quienes marchamos. 
Para mí todas son válidas. Hay quien emigra por mejores oportunidades laborales, hay quien lo hace por dinero, otros simplemente por explorar otros territorios sin mayor pretensión. Hay quien emigra buscando tranquilidad, buscando calidad de vida, bienestar. Hay quien se ha regresado con el mal sabor del fracaso. Otros seguimos insistiendo confiados en que, cualesquiera sean las circunstancias, estamos donde y como queremos estar.

¿Consideras que las condiciones, tanto laborales como sociales,  son mejores en tu actual lugar de residencia?
Siempre se puede mejorar. En Galicia hay una frase muy recurrida que define muy bien ese carácter local: "No todo cabe en un saco". 
El entorno ideal, con las condiciones ideales, considero que es una utopía. Siempre que vivamos en sociedad y hagamos vida con miles y miles de semejantes está claro que no se podrá complacer a todo el mundo, todo el tiempo. Ese carácter ideal debemos gestionarlo nosotros mismos cada día con pequeños gestos aunque estamos de acuerdo con que el entorno debe auspiciarlo. España es, socialmente hablando, mucho más equilibrada y honesta.
Las condiciones laborales en España sufren, como en tantos otros países, una serie de trastornos que esperamos transitorios sin embargo es grato acabar con ciertos mitos que traemos aprendidos. Destacaría que todo trabajo es digno y justamente remunerado. También hay una constante promoción de los oficios que, además, forman una parte muy importante de la cadena productiva. 

¿Echas de menos Venezuela? Si es así, ¿qué es lo que más añoras? 
¿Con total honestidad? Echo de menos la temperatura del mar y determinados sabores. ¿Cuáles? Un coco bien frío, un jugo (zumo) enorme de parchita de esos mal colados con mucho hielo, una morcilla de Carúpano... La modernidad ha hecho que tengamos hallacas, arepas, ají dulce, cachapas (platos típicos venezolanos) y muchas otras delicias en nuestras mesas pero, como escribe Banana Yoshimoto en su libro "Un viaje llamado vida" (¡que recomiendo a ojos cerrados!): "Es lógico que un producto sepa mejor en el lugar de origen, pero me parece curioso el hecho de que ese sabor se arraigue en el cuerpo a modo de memoria".
A mis amigos de siempre, a mis colegas, a mi familia más cercana no los echo de menos. Muchos se han marchado también y a ellos y a los que aún viven allí, los tengo a un clic de distancia y eso me complace lo suficiente. 

¿Qué es lo que más te gusta de tu actual lugar de residencia?
Vivo en Betanzos, una ciudad pequeña del noroeste gallego de más de 800 años de fundada. Todo es interesante, todo tiene una historia, suceden cosas maravillosas, es bohemia, pintoresca y preciosa. La encuentro apacible, amable y absolutamente familiar. El tráfico no existe, se puede hacer todo caminando y con total seguridad. Lo primero que me llamó la atención cuando llegué, más allá de su arquitectura, es que en las puertas de las casas quedaba colgada la bolsa de pan que dejaba el panadero apenas al amanecer. Una rareza para quienes venimos de una vorágine como la venezolana. Una sorpresa para quienes no entendían que yo pudiese fotografiar algo tan cotidiano para ellos.

¿Y lo que menos te gusta?
Tiene las limitaciones de las ciudades pequeñas en cuanto a ofertas comerciales y oportunidades laborales, sin embargo está muy bien conectada con ciudades principales y sólo hace falta desplazarse apenas pocos kilómetros en cualquier caso.

Si las cosas estuvieran mejor, ¿te plantearías volver a Venezuela?
Por aquello de "nunca digas nunca" podría planteármelo pero no se vislumbra en los planes. 

¿Consideras positiva tu experiencia actual?
¡Sin lugar a dudas! Aquí llegamos mi esposo y yo con la vida en 6 maletas y la cabeza llena de ideas y dudas a partes iguales. Hoy tenemos dos hijos y un camino andado. Miro hacia atrás y repetiría cada paso, incluso cada tropiezo, por llegar hasta aquí. 

¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por Venezuela desde tu actual residencia?
Hay quien cree que quienes nos fuimos pasamos página y por eso nos duelen menos determinadas realidades pero se equivoca. Generamos un doble sentimiento que es, además, tremendo. Sufres por quienes quieres y están allí pasándolo mal por la incapacidad de cuatro avaros y de paso generas una especie de culpabilidad (absurda) porque tu vida es diferente. Entras a un supermercado, a un hospital, a una farmacia, a un colegio público, a una gasolinera, entras a un baño público, subes a un autobús, las bolsas de pan colgadas en las puertas… y las comparaciones te persiguen. Da igual los años que pasen, no dejas de cuestionarte "¿porqué aquí si y allá no?". Entonces te das cuenta de que tu vida transcurre entre dos aguas, haciéndote preguntas incómodas y que tú sabes las respuestas pero, quieres creer que son otras. 

¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años? 
Es duro despertar un día sintiendo que no perteneces al lugar donde has crecido y que hiciste siempre tuyo, que no reconoces nada de lo que te rodea y que la idiosincrasia es una palabra larga pero rara porque ya desconoces su significado. Pues no, no lo habría pensado. Pasó así, como te lo cuento. 

Por último, un mensaje dirigido a quienes están pensando en la posibilidad de emigrar:
Para mí el hecho de emigrar no asegura el éxito, pero estoy convencida de que la clave está en saber lo que sales a buscar en tu nuevo destino. Si lo tienes claro ya puedes lidiar con climas extremos, con otros idiomas, con nuevos hábitos… que llevas ventaja en el camino. 
Yo hice una lista: "Lo que llevo/Lo que dejo", me sorprendieron los resultados. Una mitad eran paisajes, la otra mitad eran afectos… todo cabía en mi cabeza y en mi corazón el día del viaje; y hoy, tantos años después todo sigue intacto. Trabajemos en esa meta, preparémonos para ser los mejores embajadores que Venezuela haya podido tener, marquemos la diferencia, rescatemos el respeto que perdimos, tengámoslo con quienes nos reciben, y que cuando nos toque volver sea para retomar todo el sentimiento nacional que se perdió en el camino. ¡Ánimo Amador!

domingo, 6 de septiembre de 2015

El exilio desde adentro - Eileem Anaili

En esta oportunidad, damos la bienvenida a Eileem Anaili, venezolana que comparte con nosotros sus consideraciones acerca de la emigración venezolana.


«Se van tus amigos, la gente que quieres y todos estamos pensando cómo irnos, adónde irnos, cómo hacer para irnos. Tal vez eso sea lo único que todos tenemos ahora en común: las ganas de huir». 


Nombre: Eileem Anaili.
Edad: 28 años.
Profesión: Licenciado en Gerencia de Recursos Humanos.
Nivel de estudios: Universitario.
Lugar de nacimiento: Cumaná, Estado Sucre. Venezuela.
País de residencia: ¿Venezuela?

¿Qué opinas acerca del fenómeno migratorio en Venezuela?  
Es sentido común, ¿quién querría quedarse aquí? ¿Quién no quiere irse a un lugar que pueda ser llamado con todas sus letras, PAÍS?
Ese fenómeno migratorio del que tanto se habla recientemente no es más que la consecuencia de los dieciséis años de política paupérrima que nos ha tocado vivir. 

¿Consideras que es beneficioso o perjudicial para el país?
Beneficioso. ¿Por qué? Sencillo, todos lo que se fueron o queremos irnos no encajamos con el modelo de país ni con las “nuevas costumbres” del venezolano promedio. Entonces sí, es beneficioso para los que se quedarán acá “viviendo” bajo los conceptos que la mayoría escogió y que la minoría tranquilamente aceptó.  

Durante los últimos 16 años, ¿has tenido que despedir a familiares y/o amigos que se han marchado de Venezuela?
Justo hace días me despedí de una de mis pocas amigas, lo hice con la promesa de volver a vernos para tomarnos un café, añade, "pero frío, rebosante de crema batida". El problema es que no me abandona el miedo de pensar que tal vez no vuelva a verla, que las despedidas se vuelven cada vez más definitivas. Quisiera que los “nos vemos pronto” fueran ciertos. 

¿Mantienes el contacto con ellos? ¿Qué opinas acerca de su decisión de emigrar?
Sí, con todos, y los apoyo desde acá. Mis amigos no decidieron irse. A ellos, como a la mayoría, los echaron. Actualmente no conozco a nadie que esté fuera del país porque así lo quiso, sencillamente no había una mejor opción.

¿Cómo está siendo la experiencia de vivir en Venezuela cuando una parte importante de la juventud desea irse del país?
En Venezuela hace mucho tiempo no se vive, sobrevivir es el término correcto. La vida ya es difícil, pero estando en Venezuela dicha dificultad se triplica, son tantas cosas, tantos miedos, tanta incertidumbre que no sabes a cuál dedicarte primero. Se van tus amigos, la gente que quieres y todos estamos pensando cómo irnos, adónde irnos, cómo hacer para irnos. Tal vez eso sea lo único que todos tenemos ahora en común: las ganas de huir. 

¿Te plantearías irte de Venezuela? 
Es mi plan A, escapar de aquí mientras aún se pueda. No sé cuándo, ni cómo, pero nunca dejaré de intentarlo.

¿Crees que la idea de emigrar y elaborar un plan migratorio resulta fácil encontrándote en Venezuela?  
Es prácticamente imposible, la inflación se come todas las posibilidades de adquirir pasajes o divisas que sirvan como base para poder viajar.  

¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por el país? 
La situación se ha convertido en una avalancha, te arrastra y no hay mucho que pueda hacerse al respecto. Hace tiempo depuse mi optimismo con respecto al país, asumí que no está en mis manos cambiar nuestra realidad, sólo puedo hacerme cargo de la mía. Eso ha hecho la estadía un poco más llevadera, aunque aún a veces tenga pesadillas con el tipo que me apuntó con una pistola para quitarme el celular.

¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años? 
No, nunca me imaginé envuelta en esta situación, pero al país sí. No tenía que ser vidente para que nos diéramos cuenta de todo lo que se venía. 

Por último, un mensaje dirigido a los venezolanos que han emigrado:
Caminen mucho, sin miedo, sean todo lo que acá no pudieron (libres, sobre todo), respeten al país que les da cobijo y por favor, no regresen.-