domingo, 31 de julio de 2016

Mi secreto en Margarita - Parte II

¿Ya leyeron a Scotos refiriéndose a Venezuela en la parte I de esta entrega? Los deleitamos con la Parte II. 


«...lo que encontré fue novedoso para mí, dos naciones en un mismo territorio, una de ellas agoniza, desaparece, la otra llegó muy rápido a la barbarie, a la miseria, hecha a la medida de la mentalidad perezosa del venezolano llanero Chávez


Parte II. La doble nacionalidad, la doble Nación


Lo dicho, hacía unos nueve años que no venía por tanto tiempo al territorio que siguen llamando Venezuela, la Nación que desapareció. Ahora me doy cuenta que venezolanos van quedando menos, o porque se han ido o porque van cambiado los habitantes. Una parte del dinero del petróleo se ha invertido en construir una nueva identidad, una nueva Nación, destruyendo el poco tejido social que había, estableciendo una nueva estructura política y económica; la otra parte del fondo petrolero se la han robado. Ambas nacionalidades coexisten y se parecen, porque claro, tienen un fondo en común, pero no son lo mismo. Les hacen creer que son lo mismo mientras el comunista invade e impone otra Nación desde adentro, como el parásito ese que invade insectos y los vuelve zombies. Manteniendo a la población engañada con elecciones periódicas, tienen un Estado dentro del Estado, manejado por comunas e instituciones paralelas. Eso del socialismo del nuevo siglo se entendió tarde como el movimiento secesionista que es y que ya venía gestándose con la guerrilla colombiana. Es un movimiento anti-venezolano llamado Bolivarianismo venezolano.

Ahora el territorio-Venezuela, el País, está muy comprometido en asuntos geopolíticos muy superiores al entendimiento común del venezolano que está luchando por conseguir comida a diario. Su consuelo periódico, con un fin ulterior, muy democrático él, muy cívico, muy avant-garde para una sociedad animalizada, es el consuelo de vez en cuando de una masturbada electoral, como los adolescentes que para reducir el estrés y cuando todo lo demás falla, aprenden a masturbarse, pero no le cuenten eso a los católicos y cristianos y muderos y civilistas y demócratas de Venezuela que le pegan un grito al cielo y un puntapié a usted.

No exageremos, que lo de la patada va en serio. El lenguaje no-verbal del venezolano es muy elocuente por sí mismo. Podría irse todo un libro describiendo situaciones que no tendrían la misma gracia que la del momento a describir. Hay que vivirlo. Una mirada fija y un cortísimo movimiento de cabeza hacia arriba no es lo mismo que si se hiciera hacia abajo. Puede pasar que si logras ver cualquiera de esos gestos en la calle seguramente ya te tienen montado en la olla de un atraco; o puede ser otra cosa, es difícil saberlo si no conoces las reglas de este idioma. Para eso quedó la gente, para hablar con gestos porque con palabras se les hace cuesta arriba. Se nota que aprenden a hablar en la calle, donde todo está deformado por coloquialismos y vulgarismos callejeros que se alejan de una educación masiva formal. La comunicación se compensa con la facilidad que tienen para aprender y usar vocablos extranjeros, los entienden, los interpretan, no temen usarlos y hacerlos propios. Ahí es cuando la comunicación vuelve a fluir, porque el venezolano se adapta al extranjero más de lo que yo debería como extranjero adaptarme a él.

No necesito darle veracidad a mi relato, pero sí aclarar que no todos son así. Es un enorme placer sentarse a escuchar a los de la vieja guardia. Tienen otro acento, otras palabras, con un vocabulario más rico. Se les nota la educación al hablar. Algo pasó en los cambios generacionales: ahora si no mantienen una actitud genuflexa al pedir algo, entonces lo hacen desde la altanería y los gritos. Pareciera no haber términos medios, creo que al venezolano no le gustan los términos medios, ni con los precios, o la cocción de la carne, el tamaño de los implantes de tetas y nalgas (dios mío, de nalgas, qué cosa más horrible), el precio de la gasolina o la cantidad de cerveza que pueden tomar sentados, yo que me tomo una o dos botellitas y éstos se compran una o dos cajas de 36 botellas cada una.

Pensándolo mejor, el término medio es el chistecito fácil, el humor, que pasa con frecuencia a la burla denigrante; la levedad con la que asumen el día a día, la cosa pasivo-agresiva detrás del sarcasmo. No vengo a justificarlo, no soy quien para hacerlo, pero me daba vergüenza. El hombre nuevo de la nueva Nación tiene mucho del viejo y una estrella adicional en su otra nueva bandera.

Para hablar de nacionalidad y del concepto de Nación, debes traer claros esos conceptos jurídicamente. No tengo ganas de hacerlo aquí, pero sí tienes que saber que País es distinto de Nación y distinto de Estado. Personalmente creo que en Venezuela todavía no tienen claro esos términos. De hecho no tienen claro muchas cosas porque todo lo llaman de varias maneras distintas y, como son locos y se entienden entre ellos, pues entonces según cada situación van adaptando los términos. Luego los veo más locos cuando salen al exterior, donde cada cosa tiene su nombre propio, literalmente, y ellos insistiendo en cambiarle el nombre y el extranjero que no es extranjero en su tierra le ve con ojos raros mientras este se arrecha* porque qué bolas, este extranjero no me trata como un pana; si estuviera en Venezuela le echaría un chistecito, yo sí que le intentaría entender mientras me explica la cosa, pero la cosa afuera se complica y la cosas no se llaman cosas, tienen nombre, vengo a sacarme el DNI en España, la cosa esa, la cédula, no hijo-de-bolívar, a tí te sale NIE, no insista, es usted extranjero, pero es que es lo mismo, es la cédula, en mi país la cédula es la misma para el nacional o el extranjero, sólo que es amarillo mierda para los extranjeros (entienda la indirecta), no ve que yo no soy extranjero en España hijo, se tiene usted que adaptar, aquí se llama NIE o a la puta calle, oiga que yo de puto no tengo nada, vengo a sacarme el NIE ese, oiga atiéndame ya, ahorita, será ahora mismo, lo de ahorita me suena a telenovela y ya perdió su turno, vuelva a la fila cuando tenga todos los requisitos por favor, que entorpece el procedimiento, pero pana es que no ha entendido, no NO soy su pana, haga el favor de traer todos los requisitos y vuelva con ellos a sacarse el NIE, ¡siguiente!

Venezuela es un País bonito, lo que pasa es que uno de los Estados, el predominante, es un Estado narcotraficante-comunista-criminal que destruyó completamente lo poco que tenían de República, lo hizo desde adentro y actualmente no está dejando en pie a la antigua Nación venezolana, lo que llamaban Venezuela, como sigue dándose a conocer en algunos mapas mundiales. Para simplificar la idea del cambio quiero poner con un diálogo de Los Simpsons, tú sabrás si le resta o no credibilidad a la idea controvertida que estoy por soltarte.

— (Clancy Wiggum, el jefe de la policía, vamos) - No se preocupen niños, serán enviados con una buena familia adoptiva.
— (Cletus Del Roy Spuckler con su esposa/hermana y algunos de sus 30 hijos- el paleto subnormal que tuvo hijos con su hermana) - Chiquillos, conozcan a su nuevo hermano y hermana. Valen 5 dólares diarios que nos paga el condado.
— (Bart) - Soy Bart y ella es Lisa
— (Cletus) - Esos son nombres citadinos, a partir de hoy serán Dingus Squatford Jr. y Pamela E. Lee.
— (Lisa) - ¡Pero me gusta mi nombre!
— (Esposa/hermana de Cletus) - ¡Cállate Dingus!

"The Frying game", Temporada 13, capítulo 21: http://gamovideo.com/ub1omrvz4mlh, desde el minuto 13:57.

Y Venezuela ya no es Venezuela, es Bolivariana de Venezuela.

Si no entiendes la importancia de la línea anterior por sí sola, puedes asociarla con el diálogo. Si aún no las asocias te la explico con un ejemplo: ya el país dejó de llamarse A, ahora se llama B. Ya no son Acianos, son Beanos. Ya no son Venezolanos, son Bolivarianos o Bolivarianos venezolanos. No se llama "República de Venezuela Bolivariana" con el Bolivariano como adjetivo, es "República Bolivariana de Venezuela" en el que puedes quitar el "de Venezuela" porque sobra. Podrás en el futuro decir "República de Bolívar" y ser Bolivariano y es lo mismo que ahora, pero los engañaron y se engañaron al creer que siguen siendo venezolanos. Podría llamarse "República Arrecha de Venezuela" o "República de Venezuela Arrecha", la primera da a entender que hay una República Arrecha dentro de otra llamada Venezuela. Así tenemos el subconjunto "Arrecha" y la parte no nombrada, el conjunto "Venezuela". La segunda suena a: "carajo, los de Venezuela son venezolanos y son arrechos". Como diría un español fino, de los que abundan, se las metieron doblada.

¿Que por qué y cómo le cambiaron el nombre? Ya la historia te lo contará, pequeño. Pero si a un país le cambian el nombre y los símbolos, deja de ser quien era. No se trata de una renovación, de un maquillaje, es quitar para poner nuevo y lo que encontré fue novedoso para mí, dos naciones en un mismo territorio, una de ellas agoniza, desaparece, la otra llegó muy rápido a la barbarie, a la miseria, hecha a la medida de la mentalidad perezosa del venezolano llanero Chávez.

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·*arrecharse: se molesta, arrabiato, se encoleriza y mucho.

abril 11, 2016

lunes, 20 de junio de 2016

Mi secreto en Margarita - Parte I

Damos la bienvenida a Scotos, un globetrotter en toda regla, quien al haber visitado recientemente la Isla de Margarita (Venezuela) luego de haber transcurrido cerca de 9 años de su partida de ese lugar, nos narra su experiencia, sus vivencias y al mismo tiempo comparte con nosotros cómo ha visto al país tras su breve estadía en él. 



«Regresé a un país que ha extraviado su cultura general, su cultura gastronómica, sus valores y se dejó meter otra nacionalidad.»



Parte I. Comerse hasta la cultura general

Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien: comienzo con una linda metáfora que de alguna forma describe mi reciente y largo viaje a la Isla Margarita. No es que me hayan salido tantas canas, pero ya vienen en camino, y también se pronuncian las entradas. Debo decirlo, había vuelto antes en cortas estadías siempre evitando Caracas, pero para hacerme el importante digamos que este ha sido un volver de negocios, un viaje especial porque me ha dado la ocasión de reencontrar lienzos perdidos de mi feliz adolescencia; en efecto, sólo en lo positivo, este ha sido un viaje en el tiempo.

En anteriores ocasiones había podido visitar la isla y mientras tanto aprovechaba de vacacionar en un económico paraíso caribeño. Muy a pesar de su inseguridad, iba siempre evaluando la posibilidad de una pequeña inversión en una casita o terrenito, en un nuevo País que, con una mayoría de valores izquierdistas, está dejando de creer en la propiedad privada. Ahora, después de unos 8 o 9 años desde mi última larga estancia, gracias a las recomendaciones de mis tías que aún sobreviven en la isla he podido conseguir algo, reduciendo el temor a ser invadido y perder la pequeña inversión que va segura, a paso lento. Mis planes de retiro en la Isla Margarita van sotavento norte, o como dirían allá, van pa'lante, a paso de vencedores.

Para el que no lo sabe, esta pequeña isla se encuentra en el mar Caribe de Venezuela y está llena de venezolanos, quienes en su mayoría trabajan para italianos y árabes*, por lo que, para su desgracia, a esta tierra le toca una enorme dosis de esa cultura en proceso de mutación y erradicación. No será fácil para el venezolano que lea esto (marico el que lo lea, porque es que tienen un problema bastante feo con la subvaloración de lo homosexual y no, no soy homosexual), pero para mí sí será fácil escribirlo: aunque a donde voy siempre soy un turista en chancletas y tengo la razón en todo, la gente tiende a ofenderse fácilmente cuando le hablan mal de su país, de su gobierno o de cualquier cosa relacionada con su idiosincrasia. Es normal y corriente, comienzan engañándose a sí mismos desde chicos acerca de la pertenencia a la fuerza a un pedazo de lugar y terminan empeñando gran parte del juicio defendiendo políticas, economías o religiones que están reñidas con la naturaleza misma del ser humano. Haber podido venir a Margarita desde que soy un niño ha sido mi cura a muchas taras endógenas. Venir y poder encontrarme con ese, mi ser interior, en chanclas, y a bañarme en la playa, en calzoncillos, me ayuda a burlarme de los problemas de los citadinos del primer mundo y su angustia por resolver problemas creados por intentar resolver problemas inventados.

Como soy un desconocido, hasta para mí mismo, y en vista de que he decidido mantenerme como tal por mi propia seguridad, es momento de prologar esto para darle más veracidad a mi historia. Poco he vivido en donde nací, en Córdoba -Argentina- así que realmente nací en cualquier parte que mi mente recuerde ese día. Fuera de Córdoba he vivido en Barcelona (la de España), Madrid, Molise, Leipzig, Berlín, Praga, Bogotá, Medellín, el Amazonas profundo (a ambos lados de la frontera Brasil-Venezuela), La Guajira, Margarita, Pinar del Río y en La Habana; además de otros lugares en los que he estado por trabajo o de turista. Cuando digo vivir es que han sido más 8 meses en ese lugar, un bloody año escolar, sin poder decir que tengo buenos amigos de la infancia, porque nunca había tiempo para eso. El desapego me viene de niño, me sacaron pronto de la teta de mi madre y me pusieron a correr a caballo como indirecta para que me fuera pronto. Y pronto me fui a buscar otras tetas sin paraísos. Como es lógico, ahora pienso que no pertenezco a sitio alguno. Nunca me he sentido superior o inferior a nadie que haya pasado toda su vida en un solo lugar, ambas vidas tienen su lado positivo y antagónico. En la vida sedentaria se crean hábitos lindos, conoces íntimamente a gente que ves con mucha frecuencia. Opinas de los hijos de tu carnicero o sabes cómo le ha tocado vivir con una madre enferma durante más de 20 años a la que te vende los puchos. Esos eran cuentos de mi madre, no míos. No sólo conoces bien a otras personas, es que tienes la oportunidad de afectar sus vidas positivamente, ayudándolas de alguna manera. De la otra forma, de la mía, siendo un nómada, sólo puedes desarrollar una empatía por los problemas ajenos que no pasan de unos sinceros y sabios consejos, una palmadita en el hombro o una posterior cogida taciturna, porque claro, es excitante cogerse a un extranjero al que no tendrás que volver a ver al día siguiente. Conoces de todo, hueles de todo, pero digamos que a veces superficialmente. Lo del olor es cosa mía, ya lo sabrás si me lees los tuits, lo de esta manera de relatar me viene de Bryce Echenique y su Martín Romaña.

Caso distinto ha sido el de Venezuela, que he tenido que visitar muchas veces y sumando los tiempos y la intensidad, Isla Margarita es el territorio donde más tiempo he pasado en esta vida chupando teta. Estando allí a veces me siento venezolano, margariteño, isleño, por muchas razones que van más allá del venezolano y del margariteño (no vengo a aumentarle el ego a los venezolanos) y que intentaré explicar aquí y es el por qué estás aún leyendo esto, porque te gusta el cotilleo ¿a que sí? y saber por qué diablos un extranjero dice sentirse "de un país" al que tanto critica; porque claro, con todo lo que lees te conoces un poco más a ti mismo a través del otro; que otro piense o sienta algo para estar de acuerdo o no con él, para sentir empatía o recelo, para sentir envidia, para copiarle, para odiarle, en fin, para intentar explicar eso que no entiendes o que entiendes y necesitas que alguien lo entienda también (o tan bien) como tú lo entiendes.

Mira bien, que el cuento es largo. Como ya he dicho, he "vivido" en varios lugares del mundo y por razones obvias, he tenido que comer en ellos sus comidas autóctonas para cada hora del día. Pronto entendí que el desayuno es la comida más importante, sobre todo si es la única que podrás hacer durante 24 horas. Así que siempre me he procurado un muy buen desayuno a cualquier lugar donde he ido. Es lo primero que planifico. "A dónde fueres come lo que veres" es mi lema y como verás no soy de muchas luces, las pocas que tengo me iluminan solamente unos metros más allá mi propio camino. Así que aquí va la primera de mis opiniones controvertidas: nadie en la puta vida me podrá contradecir que el mejor desayuno es el venezolano: unas arepas con huevos rotos (revueltos), o fritos, y tocineta, mantequilla, queso guayanés, jamón cocido, palta (aguacate), frijoles negros (caraotas); o una cachapa con queso telita o de mano o con asado (asado de allá) o pernil al horno (madre mía, el pernil) o carne mechada o todo junto y un buen zumo (jugo) natural, batido de fresa, papaya (lechoza) o melón, con o sin leche y más, mucho más como las empanadas o los pastelitos; es que nadie en su sano juicio puede evitar comer tantas cosas ricas. Sólo de recordarlas se me eriza la piel. Nadie, como decía, nadie me puede contradecir en ello, excepto ¡ta ta! una venezolana pajúa**. Es que es muy común encontrarse al venezolano necio, pajúo, una enfermedad que no distingue posición social o religión o color. Y no es sólo lo común, lo que más me jode es el peso que han ganado en la "toma de decisiones nacionales".

A lo que voy. Después del chamuyo habitual, una vez llegada la ocasión de hacelelamol con esa chama (pajúa), me fue tan placentera su presencia y el olor de su cuerpo y el de su sexo y sus hermosas tetas operadas, que decidí pedirle se quedara a desayunar, aprovechando que por fin yo estaba en mi pequeño departamento de turno. Esa mañana yo tenía mucha hambre, porque poco había desayunado el día anterior y el alcohol de la noche me había abierto un agujero negro, de los que gruñen y causan dolor, no como los de Stephen Hawking, sino como los de Stephen King. Además tenía muchas cosas en la despensa tan poco usada y por lucir mi ego (otra vez) el agasajo llegaría hasta nuestra cama en forma de un enorme desayuno que hice con arepas, jugo, auténtico café expreso*** con leche entera, quesos, mantequilla del Lactuario de Maracay (la mejor mantequilla del mundo que viene en un envase de oro (nótese la hipérbole, para que entienda bien la clase de mantequilla de la que le hablo), carne mechada y palta. Las arepas eran de las gruesas, de las gorditas le dicen, así que sacarles el relleno y combinarlo con mantequilla puede ser un guilty pleasure para algunos. La chama (pajúa), con las tetas fuera de la sábana, de hermosos pezones que relamí con ganas, eran preciosos, como si se les hubieran hecho cirugía con un pincel, porque todo en ella era precioso y creo que retocado, viene y me mira de reojo, con la cara llena de asco. En el momento pensé que lo gorditas de las arepas iba en contra de sus flacas creencias y de sus costillas expuestas, pero me dice que ese desayuno ordinario no es lo que esperaba de un hombre refinado de mundo, que ella quería té y galletas y mermeladas y miel y cereal alto en fibra y queso feta y la puta madre que parió ese color de piel y sus lunares y las largas piernas y el perfume de su cuello y la manera de partir la mandíbula al protestar mientras yo le partía la crisma en mi cabeza. Ni perdón ni olvido, se llamaba Isabela Ramos, la de las grandes tetas elegantes, no olvidaré su nombre, le perdonaré porque me dejó todo el desayuno para mí solo, cuando salió muy ofendida por mi silencio, oronda, dejando de verle el hermoso culo por un buen portazo y yo feliz, mi comida y yo, como Platero y yo, pero de arepas y mantequilla, arequilla y yo éramos felices una vez más, solos otra vez.

Generalmente acostumbro informarme sobre el país al que tengo que ir, especialmente sobre Venezuela, no sé para qué, igual allí pasan muchas cosas inverosímiles en un solo día y ya la gente tiene atrofiada la memoria y el criterio. Esto es para cerrar la historia de esta parte, porque me gusta dirigir al lector a donde yo quiero que vaya y que no se me monte en el árbol de las indecisiones, porque uno más uno es dos y ya dije mi primer uno y el otro uno es que venía leyendo una matriz de opinión en Twitter, antes de llegar a este país, sobre la arepa y su nacionalidad, que crearon y fomentaron algunos tuitstars. Entre comentarios por aquí y por allá encontré muchos venezolanos pajúos, más de lo que podía creer, que eran como las bacterias esas que se hacen mayoría rápidamente en los experimentos bajo el microscopio. Afirmaban con vehemencia que la arepa no era venezolana y que no tenía por qué ser reconocida como tal. Y bueno, ni perdón ni olvido, el asado no es argentino, quizás algunos Tehuelches muertos de hambre y frío lo inventaron hace siglos, pero es lo único que sabe comer el argentino ahora (eso y la harina de trigo mojada con agua en forma de espagueti) y por alguna razón es lo que ha hecho famosa a su (pobre) oferta gastronómica. Piénsalo, Argentina-Asado, no se desasocia fácilmente.

Parte II.

Aquí llega el dos. Sugiero al venezolano que siga un mejor ejemplo, como el que Brasil dio. El de Caracas, bala y malandros, parece que les hizo doblar en una esquina equivocada, por un callejón comunista, todo un Breaking Bad sin ninguna gracia. Brasil, por ejemplo, cogió las chanclas bobas flip-flop de toda la vida y las llamaron "Havaianas", sin preguntarse con ese tono estúpido de pajúo letrado: ¿será que los amerindios usaban chancletas mientras se inventaron la arepa? ¿Será que no podremos registrar la marca porque también se usan en Colombia, al igual que la arepa? No seas estúpido, letrado bobalicón, maldición, en Venezuela perdiste la batalla cultural y ni siquiera te enteraste. Los comunistas te invadieron, estás invadido hasta la médula, y si te lo grito tampoco te vas a enterar, y eres un tonto útil cuando ni te pones de acuerdo tan siquiera para apropiarte de tu propia arepa. Ni pensar para lo que quedó el petróleo que ya tiraste al caño de la miseria histórica en la que se sumergió tu país.

Bien por ti si te enteraste de mi conclusión y no estás con un "peeero" largo, pajúo, entre sien y sien mientras me lees.  Mientras el venezolano se decide si hacer o no de la arepa, o la cachapa o el casabe o la naiboa un baluarte de su cultura general y arrebatárselo a cualquier otro en el mundo y venderlo, por dios, venderlo y ganar dinero por ello, vengo yo y se lo digo de otra forma: o se apropian del nombre de la arepa y lo comercializan y hacen Arepa©  o Arepa™ o Arepa®, alguien vendrá y se comerá las ganancias. Por ahora uno consigue en Praga arepas congeladas hechas en Colombia. Una mierda.  Mi sueño: que las arepas vengan de Venezuela, gordas, flacas o listas para freír. Digo "mi sueño" porque quiero apelar a las emociones del lector venezolano como mi último recurso, porque de razones entiende mucho, es un astuto en todo, pero éstas no lo mueven nunca a la acción.

La gastronomía es uno de los tantos valores que define a la cultura general y si tienes muchas bacterias en ello, pues tu cultura estará enferma y comprometida. Si no se pone de acuerdo a toda la población en algo tan básico como lo son las costumbres y orígenes alimentarios, se estará condenado al fracaso, como así ha sucedido en Venezuela. Más ahora que la harina (Harina Pan le dicen) con la que se hace la arepa está siendo erradicada de la riqueza social y cultural de su país. Mientras en el mundo conocen los tamales, un bollo burdo, la hallaca permanece desconocida en las altas y bajas esferas gastronómicas. Mientras el mundo come Harina Pan hecha en EE.UU o Colombia, la gente de Venezuela debate cómo deben hacer la cola para comprarla, si de pie o rezando de rodillas para que el comunismo muestre su mejor cara de una buena vez. 

Eso, que se han dejado arrebatar los pocos valores y más ahora que tienen doble nacionalidad en un mismo territorio, lo que les duplica los problemas, porque duplica la cantidad de pajúos en ambos bandos nacionales; no os dáis de cuenta, como diría un español culto, que se han convertido en un país de gente obesa, aletargada por los carbohidratos y las fumigaciones de humo de los paleros; gente que se comió hasta su cultura general y creó otra nacionalidad porque el petróleo nunca les fue suficiente para sostener la que ya tenían. Es un país feliz, decían, con el chiste oportuno en la flor de solapa y chorrito de agua, que van por el mundo con sonrisa fácil, desapreciándose a sí mismos.

Repito mi dos, para que no te pierdas en esta parte que no va de tetas, regresé a un país que ha extraviado su cultura general, su cultura gastronómica, sus valores y se dejó meter otra nacionalidad. Eso lo intentaré resumir en la siguiente parte.

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* Perdonen la generalización, no es mía, es un nombre que bien puede servirle a un paquistaní, sirio, árabe, indio, etc, que sea dueño de un comercio.

** Una combinación de ladino, taimado, tonto, chismoso, hablador, pendejo, ignorante y necio.

*** A donde voy, lo primero que hago es hacerme con una máquina expresa pequeña.

Abril 04, 2016

domingo, 15 de mayo de 2016

[Denuncia] Jubilados y pensionados venezolanos en el exterior no cobran desde hace meses

Los jubilados y pensionados venezolanos en el exterior no han cobrado sus respectivas pensiones en todo lo que va de 2016. Han acudido a todas las instancias posibles para hacer valer sus derechos, para ser escuchados, para que alguien atienda sus reclamos... sin éxito. No importa el país en el que se encuentren, tampoco interesa si existen compromisos honrados entre el estado venezolano y otros estados a través de convenios de Seguridad Social: no hay respuestas. 

La desesperación es latente cuando te asomas por las redes sociales, en especial cuando lees las publicaciones de los afectados en grupos dedicados a la difusión de noticias relacionadas con el tema, tales como "Pensionados y Jubilados Venezolanos en el exterior":



El diario venezolano El Nacional se hizo eco de esta situación destacando en un artículo que "El atraso de esta obligación del gobierno es de 5, 8 y hasta 10 meses, lo que los ha colocado en una situación desesperante". Por su parte, el diario español El comercio en un artículo publicado recientemente, hizo hincapié en las posibles causas: "Fuentes diplomáticas consultadas por este periódico achacaron ayer el impago al «grave problema de divisas que sufre Venezuela», aludiendo para ello a un informe que, según dichas fuentes, habría elaborado la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en España".

Desde la Asociación de Jubilados de Venezuela en el Exterior (ASOPEX), han optado por enviar una misiva al Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Sr. Luis Almagro, la cual explica detalladamente los graves perjuicios que la desidia del Estado venezolano está causando a los afectados: 


En No hay fronteras, hemos querido utilizar este medio como plataforma de denuncia y al mismo tiempo hacer pública esta situación en aras de que lo más pronto posible, los pensionados y jubilados venezolanos en el exterior puedan obtener una respuesta y al mismo tiempo, puedan percibir inmediatamente sus respectivas pensiones. No son dádivas, son derechos adquiridos que para todos ellos constituyen su única fuente de ingresos y su principal sustento.-

domingo, 3 de abril de 2016

Así empezó todo esto - Cinzia Ricciuti

«Este es mi papá en el barco que lo llevó por primera vez a Venezuela. Viajaba solo, se había casado con mi mamá pocos días antes, en pleno invierno, pero habían decidido que él iría primero y al establecerse iría ella. Eso sucedió dos años después. Nunca me dijo nada de ese viaje. Tampoco sé nada de la foto. Pero sí conozco esa bella mirada llena de futuro silencioso. En Caracas lo esperaba una habitación en Artigas, repleta de amigos solidarios, hombres y solos todos. Ahorraban dinero y sueños, masticaban el español y las frutas desconocidas, observaban el calor constante en la piel. Estaban en otro planeta. Así empezó todo esto. Así Venezuela.»

Cinzia Ricciuti