martes, 19 de agosto de 2014

El exilio desde adentro - Karen Navas

Nos complace dar la bienvenida a Karen Navas a nuestro espacio "El exilio desde adentro". Karen es una estudiante caraqueña que nos da su visión acerca de la emigración venezolana.
 
 
«...Ojalá algún día todos puedan regresar al país que siempre estará esperándolos; después de todo, el venezolano que emigra siempre se lleva consigo un pedacito de país, así quizás cuando volvamos a estar todos juntos, dejaremos de ser piezas regadas por el mundo y podamos armar el rompecabezas que hace tiempo se desarmó.»
 
 
Nombre: Karen Navas
Edad: 23 años
Profesión: Estudiante de Educación, mención Desarrollo de Recursos Humanos
Nivel de estudios: Universitario
Lugar de nacimiento: Caracas
País de residencia: Venezuela
 
¿Qué opinas acerca del fenómeno migratorio en Venezuela? 
Debo decir que me preocupa y me entristece.  Cada vez me despido de más y más conocidos que al marcharse lo que hacen es decirme “no te quedes aquí”, “busca la oportunidad de irte”, “en este país no hay futuro”“¿qué estás esperando para irte?”. Y es que no los culpo ni los juzgo, aquí ya no se puede vivir.
Me preocupa que justo los que quieren un cambio para el país son los que se están yendo o los que tienen planeado irse y me pregunto: si todos nos vamos, ¿quién cambiará esta realidad? La mayoría espera volver cuando la situación del país mejore, cuando toda esta problemática acabe, pero ¿en manos de quién están dejando el cambio que desean ver? Ha sido difícil para mí, y sé que para muchos de los que aún estamos aquí, seguir luchando por un país mejor cuando en esas luchas nos sentimos cada vez más solos; sentimos que, por diferentes circunstancias (entre ellas el “fenómeno migratorio”), cada vez somos menos.
 
¿Consideras que es beneficioso o perjudicial para el país?Totalmente perjudicial, sin duda. Es mucho talento humano el que se ha ido y sigue yéndose, millones de personas con el potencial que Venezuela necesita para salir adelante y que nadie garantiza que regresen.  No es sólo una “fuga de cerebros”,  es más lo que ha perdido el país de muchos de los venezolanos que decidieron o deciden emigrar: la identidad, el sentido de pertenencia, el amor por su tierra y, entre otras cosas, las ganas de querer regresar.
 
Durante los últimos 15 años, ¿has tenido que despedir a familiares y/o amigos que se han marchado de Venezuela?Sí, me ha tocado decirle “hasta pronto” (con la esperanza de que así fuese) a muchas personas entre familia, amigos y compañeros de trabajo. Tuve que despedir hace 2 años a mi tía y fue una experiencia de sentimientos encontrados: por un lado me contentó mucho y me dio muchísima tranquilidad saber que se iría a un lugar con mejores condiciones de vida que las que tenía aquí; sabía que estaría tranquila, segura, con la persona que ama y que tendría las oportunidades de desarrollo personal y profesional que en Venezuela no había conseguido. Por otra parte, sentí mucha tristeza por tener que despedirla, por la incertidumbre que generó decirle adiós sin saber con certeza cuándo volveríamos a encontrarnos, por tener que verla partir del país por el que tanto trabajó y por saber que por la distancia, sería muchísimo más complicado para mí y muchos de la familia compartir con ella esas cosas que no se ven a través de una pantalla de computadora y que no se escuchan ni se sienten igual por medio de una llamada telefónica.
 
¿Mantienes el contacto con ellos? ¿Qué opinas acerca de su decisión de emigrar?Sí, claro, mantengo contacto frecuente con mi tía, el año pasado tuve la increíble oportunidad de visitarla y viajar por primera vez fuera del país;  y, eventualmente converso con algunas de las otras personas de las que me tuve que despedir. La tecnología ha facilitado mucho el comunicarnos aunque el compartir a través de la computadora o el celular realmente nunca será suficiente.
Decidir emigrar, considero, es un acto de valor y determinación. No los juzgo y por difícil que sea, apoyo sus decisiones de emigrar. Celebro el coraje que tuvieron para emprender un nuevo rumbo hacia una vida distinta, una vida mejor; para soltar los amarres, frenar el desapego, dejar atrás su gente, su tierra, la vida que llevaban y las costumbres y tradiciones a las que estaban habituados, en función de poder ser y lograr aquello que sueñan y quieren para sí mismos. Apoyo el no querer resignarse a vivir en un lugar que te limita, en el que todo es limitado, trabajando más para cada vez tener menos.
 
¿Cómo está siendo la experiencia de vivir en Venezuela cuando una parte importante de la juventud desea irse del país?
Sinceramente la experiencia no es agradable, es incómoda y frustrante. Hay demasiado descontento, rabia, decepción y dolor en el rostro de una gran cantidad de jóvenes venezolanos… es lamentable que una gran parte del futuro de este país, desee emigrar.
Sencillamente muchos no logramos visualizar nuestro futuro en esta Venezuela, la moda hoy en día es hablar sobre: “¿para dónde te vas?, ¿cómo te vas?, ¿cuándo te vas?, ¿qué esperas para irte?”... IRSE, IRSE, IRSE... ese parece ser el pensamiento recurrente, el grito ahogado de muchos de mis amigos, compañeros de estudio, familiares y entorno en general.
 
¿Te plantearías irte de Venezuela?
Lamentablemente sí, es mi pensamiento constante. Ya trabajo en eso.
 
¿Crees que la idea de emigrar y elaborar un plan migratorio resulta fácil encontrándote en Venezuela? 
Para nada. No es nada fácil por como lo veo, pero tampoco imposible. En cuanto a los trámites, aquí todo es un proceso largo, lento y frustrante. Todo es cada vez más limitado, se cierran más y más puertas, las oportunidades que encuentras suelen ser cada vez más inalcanzables y ni hablar de lo que implica económicamente empezar de cero en otro lugar. Ahorrar es sumamente difícil por el alto costo de la “vida” y no puedes asegurar absolutamente nada por lo imprevisible que son los cambios en las medidas económicas y sociales del país.
Aunado a eso, el aspecto más difícil de sobrellevar, en mi opinión, es el emocional; el tener que dejar a prácticamente toda la familia y buenos amigos aquí creo que es la piedrita de tranca (obstáculo) de muchos, al menos es la mía.
 
¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por el país?
Si, muchísima frustración e impotencia pero ya basta. La situación de Venezuela es tan aberrante que frecuentemente nos convertimos en la peor versión de nosotros mismos. Tantos sentimientos y emociones negativas a nadie le han hecho bien, la situación país y el contexto en el que estamos han sido factores desencadenantes de tantas malas actitudes, comportamientos y enfermedades.
Sí, he sentido ganas de hacer algo por mi país y lo he hecho. He hecho todo lo que puedo hacer, pero sinceramente estoy agotada; he dejado, al igual que muchos venezolanos, mis energías, mi esfuerzo y mi corazón en los múltiples intentos por cambiar esta realidad. Ahora lo que siento son ganas de luchar por mí y mi bienestar, por lo que sueño y para ofrecerle una vida mejor a mi familia, a la que podré formar en un futuro y definitivamente la decisión es: trabajar para alcanzar mis sueños, independientemente del lugar a donde tenga que ir para lograrlo.
 
¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años? La verdad no.
 
Por último, un mensaje dirigido a los venezolanos que han emigrado:
Sólo ustedes que han vivido aquí saben qué es, en esencia, ser venezolano. Espero de todo corazón que estén donde estén, puedan siempre recordar la Venezuela de la que TODOS en algún momento de nuestras vidas nos hemos enamorado. Les agradezco pues han sido ejemplo de valor, coraje y firmeza para muchos de los estamos aquí, para el mundo entero y ojalá algún día todos puedan regresar al país que siempre estará esperándolos; después de todo, el venezolano que emigra siempre se lleva consigo un pedacito de país, así quizás cuando volvamos a estar todos juntos, dejaremos de ser piezas regadas por el mundo y podamos armar el rompecabezas que hace tiempo se desarmó. Los queremos, mi respeto y admiración por ustedes: nos vemos aquí o por allá, cuando yo me vaya.-

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