martes, 10 de junio de 2014

El exilio desde adentro - Angelo De Dominicis

En esta nueva entrada de No Hay Fronteras, os damos a conocer el testimonio de Angelo De Dominicis, quien reside en Caracas y nos da su opinión acerca del exilio.

«El que emigra es libre, merece reconocimiento...»

Nombre: Angelo
Edad: 28
Nivel de estudios: Universitario
Lugar de nacimiento: Caracas
País de residencia: Venezuela

¿Qué opinas acerca del fenómeno migratorio en Venezuela? 
Es uno de los atípicos. Generalmente el emigrante suele buscar otros destinos por no poder subir los estándares de vida dentro de su país. El emigrante suele tener una formación académica o profesional baja o inexistente y sus primeros contactos laborales con la nueva sociedad se limitan a trabajos manuales de baja remuneración.
El emigrante venezolano es el ingeniero con postgrados, el abogado, el médico. Estadísticamente más del 50% de los emigrantes recientes en Venezuela poseen algún tipo de titulación universitaria. Somos uno de los pocos países que exporta su masa pensante en tales proporciones.
 
¿Consideras que es beneficioso o perjudicial para el país?
Es terrible, cada día que pasa el país se descapitaliza. Con cada profesional que se va, la calidad de vida de quienes quedan disminuye.
 
Durante los últimos 15 años, ¿has tenido que despedir a familiares y/o amigos que se han marchado de Venezuela?
Varios. Es la norma.
 
¿Mantienes el contacto con ellos? ¿Qué opinas acerca de su decisión de emigrar?
Suelo mantener contacto y aplaudo su decisión. Es tremendamente difícil pedirle a alguien de mi generación, que solo ha vivido la desgracia del modelo socialista, que no busque otros horizontes.  Yo lo he notado en mi mismo, este ambiente coarta el desarrollo de ideas. Todos los días te topas con “no se puede”, “no hay”, “No. No. No.”. Terminas moldeando tu visión de las cosas en términos negativos y crees en la imposibilidad de absolutamente todas las cosas buenas. Incluso, llegas a temer irte a un sitio nuevo porque puede ser “peor”. El que emigra es libre, merece reconocimiento.
 
¿Cómo está siendo la experiencia de vivir en Venezuela cuando una parte importante de la juventud desea irse del país?
En cualquier reunión, el “¿Y tú cuándo te vas?” es la norma. Nadie habla de proyectos futuros acá, nadie tiene esperanzas.
Es de las cosas más grises y desesperantes que he vivido. Ya vemos como natural la inminente pérdida de amistades, familia. Ya es normal pensar que nuestros seres queridos se van mañana a otro lado y solo Skype nos contará de ellos.
 
¿Te plantearías irte de Venezuela?
Es una decisión tomada desde hace al menos 5 años. No he podido hacerlo en una mezcla de temor y falta de recursos. Aunque creo que lo segundo no es una excusa razonable.
 
¿Crees que la idea de emigrar y elaborar un plan migratorio resulta fácil encontrándote en Venezuela? 
Es todo un ejercicio de equilibrismo. Yo me encuentro haciendo tales planes justo ahora con mi prometida, pues nos vamos juntos. El problema fundamental es el ambiente cambiante, las sorpresas económicas. Es realmente difícil o imposible estimar cómo será todo a la hora de partir. Sumar a eso que los ingresos se vaporizan por la inflación y es imposible ahorrar. Incluso ya se están cerrando las puertas, las aerolíneas se están fugando a raudales. Venezuela va camino a un bloqueo aéreo que puede concretarse en menos de un año y eso puede dejarnos atrapados aquí. Como verás, es estresante al extremo.
En este caso, ella y yo manejamos dos posibles destinos: Colombia por su cercanía (u otro país de la región, no alineado con la locura) y otro en Europa. Yo particularmente trato de recopilar buena información sobre ambos, pero me asusta la relación flujo de caja / tiempo / disponibilidad de medios de transporte. Como si corriéramos mientras el puente se cae atrás.
Otra cuestión adicional: Me ha costado enfocar mis energías en un solo destino, precisamente por esta carencia de estabilidad.
 
¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por el país?
Siento ganas de hacer algo por mí mismo. Ya he pasado 8 años haciendo cosas por el país y el momento de detener todo eso y ocuparme de mí ha llegado. Cuando uno se detiene a pensar que ha desperdiciado sus veintes en una sociedad fallida, siente la necesidad de no repetir el error y mirar a otro lado.
Más que frustración, es una ira inmensa. Venezuela me ha puesto un carbón caliente en las manos.
 
¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años?
No a un nivel tan fuerte. Lo que se decía de “ponerse las alpargatas que viene joropo” (refrán venezolano) era totalmente cierto. El joropo está aquí y es aún peor de lo que pudo haber pronosticado la gente en el pasado.
 
Por último, un mensaje dirigido a los venezolanos que han emigrado:
Vivan sus vidas a plenitud. El recurso más valioso del hombre es su tiempo. Nadie más que el hombre mismo debe decidir en qué empresa debe cultivar ese tiempo. Algunos ya perdimos al menos 10 años de nuestras vidas acá; también perdimos oportunidades y momentos felices por una lucha inútil, una lucha de otros.
Las luchas son personales, no colectivas. Y no hay ideal que merezca dar la vida en sacrificio.-

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