miércoles, 17 de septiembre de 2014

El exilio desde adentro - Paola Delgado

Damos la bienvenida a "El exilio desde adentro" a Paola Delgado, abogado residente en Caracas, quien comparte con nosotros su punto de vista acerca de la diáspora venezolana.
 
 
«Creo que son muy valientes. Que no hay edad para emigrar y que tomar la decisión y ejecutarla requiere de una valentía que no a todos nos ha llegado».
 
 
Nombre: Paola Delgado Díaz
Edad: 32
Profesión: Abogado.
Nivel de estudios: Egresada de la UCAB (2006) con Posgrado en Derecho Corporativo UNIMET, Estudios superiores en Arbitraje y Medios Alternativos de Resolución de Conflictos en la UCAB, Universidad de Salamanca y Harvard University.
Lugar de nacimiento: Maracaibo
País de residencia: Venezuela.
 
¿Qué opinas acerca del fenómeno migratorio en Venezuela? 
Que es alarmante la cantidad de gente –de todas las edades- que se ha ido, que se está yendo y que se va pronto. La mayoría son personas profesionalmente calificadas que le han sido mermadas sus condiciones de desarrollo profesional y económico, por cierre de empresas, expropiaciones, el control del estado de sectores productivos donde no se da cabida a la empresa privada, o la usencia total de incentivo a determinadas actividades económicas –por nombrar algunas-  y por otro lado,  jóvenes que no ven luz con esta situación-país, e incluso familias enteras con posibilidades económicas y negocios andando y produciendo  aquí, pero que han sido víctimas de la inseguridad agobiante en la que vivimos, o que  la amenaza de ser parte de las estadísticas es cada vez más cercana.

¿Consideras que es beneficioso o perjudicial para el país?
Evidentemente perjudicial porque se está yendo gran parte del capital humano del país que no comulga con las políticas de gobierno, y a éste último le importa nada retenerlos. En nada puede beneficiar a una nación que su gente se vaya, cuando la crisis económica, social y política amerita una lucha que se debería dar en conjunto como país, aunque suene utópico.
Pero cuando es precisamente esa crisis la causa de las despedidas, es absolutamente entendible y respetable.

Durante los últimos 15 años, ¿has tenido que despedir a familiares y/o amigos que se han marchado de Venezuela?
Más de los que hubiese imaginado, y entre el año pasado y lo que va de este, más de los que hubiese querido.

¿Mantienes el contacto con ellos? ¿Qué opinas acerca de su decisión de emigrar?
Sí. Gracias a Dios la globalización ha permitido que el contacto aunque virtual, sea constante. No imagino la tristeza -por ejemplo- de  ola de emigrantes europeos que vino a Venezuela en los años 50, con las limitaciones de comunicación que existían en la época.
Creo que son muy valientes. Que no hay edad para emigrar, y que tomar la decisión y ejecutarla requiere de una valentía que no a todos nos ha llegado.

¿Cómo está siendo la experiencia de vivir en Venezuela cuando una parte importante de la juventud desea irse del país?
Desconcertante. Uno se replantea muchas de las metas que se había trazado.

¿Te plantearías irte de Venezuela?
Me lo he planteado, y como están las cosas, sigue siendo una opción.

¿Crees que la idea de emigrar y elaborar un plan migratorio resulta fácil encontrándote en Venezuela? 
Nada fácil. Todo lo contrario. Constantemente me encuentro asesorando o ayudando a familiares y amigos en el papeleo y trámites que se necesitan, y en ese sentido doy fe de lo complicado que es. Adicionalmente, imagino que si el destino es un país al que no se ha podido ir previamente a estudiar, las posibilidades laborales, la incertidumbre, se hacen mayores. Todo lo anterior sin contar la odisea de cambiar el capital que se tenga en bolívares (moneda local), a la moneda que corresponda.

¿Vives con cierta frustración la actual situación venezolana? ¿Sientes impotencia y ganas de hacer algo por el país?
Absolutamente y día a día.  En mi opinión, el criterio que dispararía finalmente la toma de la decisión es la inseguridad que nos arropa: vivimos presos. Estamos ajenos a “vivir” en el sentido estricto de la palabra, salir a la calle respirando normalmente es imposible en este país.
Todos los países tienen malos gobiernos, crisis económicas de larga duración y generaciones marcadas por ello, pero si no se puede trabajar con tranquilidad para cambiar eso, si no se puede subsistir por miedo a que te roben, secuestren o te maten a ti o a tu familia y amigos, eso no es vida.
Se hace el trabajo diario, las ganas de hacer algo por el país se sacan de donde no se tienen  y como dice el dicho: “en épocas de crisis unos lloran, mientras otros hacen pañuelos”.

¿Hubieses pensado verte en esta situación hace algunos años?
Lamentablemente, sí. Todo esto se veía venir.

Por último, un mensaje dirigido a los venezolanos que han emigrado:
Que le echen pichón, que la nostalgia no los invada.-

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